viernes, 21 de mayo de 2010

Nadia y el Mar de Puerto Viejo

Parados frente a la playa del mar de puerto viejo decidimos acabar por fin con nuestras vidas. Parados en medio de la noche y del lenguaje del océano sin poder ver mas que oscuridad y una que otra forma blanca de la silueta de una ola, Nadia tomó mi mano con su mano izquierda y sin dejar de mirar el mar avanzamos lentamente, hasta que ella me saltó un momento y al voltear para verla, ella ya no era ella, era una ave hermosamente blanca que alzó vuelo hacía el oscuro horizonte en el que pude ver ser solo el resplandor de su cuerpo albo.

Corrí desesperadamente hacia ella gritando, Nadia! Nadia! Nadia!, no me dejes, no me dejes! Mientras corría el tiempo se hizo lento y recordé el día en que ella parada frente al balcón de Barranco, quiso saltar hacia el horizonte de la tarde para perderse en los colores que se esconden al mundo. La detuve con mi mano en su cintura, y la abracé con las fuerzas que tenía para vivir, la abracé y mis lágrimas se escurrían por mis mejillas como una lluvia profunda y sincera. Te amo, le dije al oído. Te amo, no te vayas por favor, no te vayas por favor. Ella me abrazó, y sentí que éramos uno, que éramos un ser que se estaba abrazando solo.

Buenas tardes princesa! Buenas tardes princesa! Buenas tardes princesa! Le dije con la sonrisa más grande del mundo, y con un rollo delgado de papel que le mostré en mi mano derecha, desenróllalo le dije. Ella tomó el inicio del papel enrollado y comenzó a leer atentamente. Cuando te conocí comprendí el significado de mi vida, de la esperanza y de la felicidad. Ella besó mi frente como dejando en la huella de su beso un pequeño enigma que encerraba su existencia. Ella escribió después en un papel un pequeño poema, e hizo de la hoja un pequeño barco diciéndome, lo liberaremos juntos en el mar. Gracias por tus palabras, gracias también por hacerme comprender que el destino no es más que la decisión de seguir un camino, dijo ella.

Nadia era extraña, una mezcla entre mujer y niña, entre racionalidad y locura, entre alegría y depresión. Le gustaba ver las tardes y también el mar. A veces me decía que no se sentía bien en este mundo, que prefería ser ave, ser un pez, o ser un pequeño viento. Nadia tenía un nombre y muchas historias y leyendas que le gustaba contar frente al océano, los contaba con tal descripción y veracidad que parecía que ella había estado observando cada suceso cuando las leyendas se llevaban acabo.

Las leyendas no son mentiras, son historias guardadas en metáforas, son conocimientos preservados en mitos. Las leyendas me decía Nadia, son lugares profundos donde vivir eternamente. Como decirte Nadia que éramos dos vientos que se hicieron uno. Solo recuerda los faroles de las playas y las historias que guardabamos en sus luces. Recuerda Nadia nuestras caminatas, nuestras lecturas de poesía, nuestra vidas juntos. No te vayas! Nadia No te vayas! Te necesito. Te amo. Entiende, te necesito para vivir, por favor, te necesito para vivir.

Yo seguía corriendo en medio de la noche buscando en mis gritos una razón por el cual te ibas, buscando el tiempo que se iba, intentaba comprender mi existencia sin ti. Con casi todo el cuerpo en el agua me di cuenta que el ave daba vuelta hacía mi, vi que estabas volviendo hacía mi. Recuerdo haber visto solo su figura, como si todo solo fuera oscuridad y sonido. Volvías amor. Salí del agua rápidamente peleando con las olas del mar, y tú pasaste por encima mío dejando caer dos lágrimas tristemente frías, y descansaste en la arena. Salí corriendo del mar y resbalé cayendo sobre unas piedras golpeándome el rostro...

Los recuerdos son extraños, a veces uno cree que pueden ser mentiras, yo sé sin embargo que tú existes y que descansas sobre el mar junto a mí, buscando salvar vidas como la mía. Lo recuerdo bien amor, yo estaba frente al mar de Puerto Viejo queriendo morir de tanto dolor, el dolor que produce el recuerdo de una madre muerta y de una vida llena de nostalgia. Quería morir en el mar para que el sonido de las olas guarde mi alma para siempre y me recuerde de cuando en vez al reventar en una que otra piedra pequeña y solitaria. Quería morir para que el mundo siga existiendo sin mi vida. Recuerdo bien las aves que veía volar en el cielo mientras me desvestía de lágrimas y de las tristezas que en mi alma se acumularon. Alguien en esos momentos, golpeó torpemente mi hombro derecho, y al voltear vi una mujer desnuda que guardaba una expresión como de silencio y de canto, como de alegría y tristeza. No llores me dijiste. El dolor nos hace crecer pero si no lo vencemos nos puede hasta matar. No llores joven, que la vida es una guerra muy larga, no llores por favor, mira que el cielo es muy hermoso...

Adolorido por el golpe de la caída te vi detalladamente pero esta vez eras una ave, sin embargo conservabas la misma belleza y la misma profundidad en tu mirada. Te amo te dije. No te vayas. Llévame contigo Nadia para volar por los campos elíseos donde la muerte no existe... no sé si escuché o si solo entendí, pero sabía lo que me decías, hablabas de ambos, de nuestras naturalezas, hablabas del amor como los viejos sabios de las leyendas.

Cuál es tu nombre le dije, Nadia respondió la mujer desnuda. No tienes frío Nadia le pregunté sorprendido. Un poco, mis ropas y mis cosas se las llevó el agua respondió la mujer desnuda. Le presté mis ropas que llevaba en mi mochila y ella se vistió lentamente sin mayor vergüenza. Hablamos toda la madrugada sobre la vida y la felicidad, y por una extraña razón encontré en sus palabras la reflexión necesaria para orientar mi vida. A la mañana nos saludó el canto de una bandada de aves blancas, y nos despedimos hasta nuestro próximo encuentro. Al principio ella no deseaba que nos volvamos a encontrarnos pero aceptó al verme aún un poco triste. Desde ese momento nos veíamos todas las semanas en la misma playa.

Nadia nunca quería ir lejos de la playa, solo una vez salimos y fuimos hasta barranco pero ella actuó extraña, así que no volvimos a separarnos del horizonte. Las tardes y las noches eran lindas, y nuestras conversaciones eran como agua fresca. Nadia conocía muy bien el lugar y las orillas, me llevaba a conocer lugares, rocas, abismos e islas pequeñas a los lejos. Dónde estás Nadia, en qué leyenda descansas, en que silencio te encuentras para ir a tu búsqueda y a tu encuentro.

Recuerdo el día que hicimos el amor sobre la arena, era luna llena y el viento soplaba fuertemente pero sin hacer frío. Hicimos el amor despacio, como burlándonos del tiempo, como ocultándonos entre nosotros mismos, como dos cuerpos que se unen en una metáfora de la noche. Recuerdo que volabas sobre mi cuerpo como si yo fuera un cielo extenso y tú la única ave de mi reino. Recuerdo sentir la acaricia del viento y de la luna, la composición del universo sobre mi cuerpo desnudo. Recuerdas Nadia, recuerdas cuando volamos juntos hacía nosotros mismos... recuerdas cuando nos hicimos el amor en el medio del océano...

No nos importaba nada en los momentos que andábamos juntos, solo éramos felices, no nos faltaba nada mas. Solo los dos y el mar. Nadia siempre me pareció extraña, venia vestida con ropas un poco gastadas, como si estuviesen guardados en el mar o bajo el sol; pero eso no me importaba. Solo era feliz viendo su mirada, perdiéndome en su sonrisa y acariciando su mano lentamente. Solo era feliz por primera vez en mi vida, por fin mis heridas desaparecían y dejaban de existir para siempre.

Alzo la mirada para verte, y seguías siendo bella Nadia, y en tu mirada se posaba la vida y el futuro, y tu expresión era como de una niña y de una mujer, como una flor que recién nace bajo la luna de otoño. Intenté levantarme, pero está vez me detuve frente a ti, te dije muy despacio, no me dejes por favor, te amo, no me dejes Nadia, llévame contigo...

Te gustaba mirar el horizonte, perderte en sus colores y en su paz, escuchando el lenguaje del viento y del océano, prestando atención tan atenta como si te estuviesen contando secretos guardados tras mucho tiempo. Nadia, acaso extrañabas algo en el fondo del mar? Acaso me decías con tu silencio que tú no pertenecías a este mundo. En los días en que alquilaba pequeños barquitos artesanales de madera para ir al fondo del océano, tu ibas mirando muy atenta el cielo como si comprendieras el significado de las nubes y del vuelo de las aves. En qué leyenda descansas Nadia, para escribir sobre tu existencia.

Las últimas tardes que nos veíamos se te notaba triste, como si estuvieses tejiendo malos recuerdos y malos futuros, estabas triste Nadia y en tu rostro se marchitaba tu mirada. En esos días me decías que tenías que irte de mí para siempre, que no me podías explicar las razones, que me querías, que me amabas, que esperabas un hijo mío. Al escucharte que estabas embarazada se me vino una alegría inmensa, se me vino todo el amor que podía tener y todo el amor que mi madre me dio cuando aún existía. Sentí tanto amor y me brillaron de tal forma los ojos, que te juro, las estrellas sintieron cierta envidia. Tú me viste llorar y besaste mis ojos y dijiste también te amo, y también lo amo, amo a nuestro hijo, amo lo que somos, quiero estar contigo siempre, peor tengo me marcharme sin ti. Nunca me supo explicar la razón, pero le tomé de la mano y le dije, si tú te vas te juro que me mato, por favor quédate. No, me dijo llorando, no puedo. Luego me pidió que nos encontremos en el mismo lugar de siempre de la playa a la semana siguiente. Acepté sin titubeos. Siempre nos encontrábamos en el mismo lugar, era extraño, ella siempre estaba antes que yo, por más temprano que llegase, nunca conocí su casa pues ella no quiso, pero eso no importaba.

La ave que estaba frente a mí, la nueva forma de Nadia, me dijo amor, quieres venir conmigo. Me levante y me acerqué lentamente hasta arrodillarme frente a ella. Si quiero ir contigo, quiero estar siempre contigo, donde fuese, estar siempre a lado de ustedes dos, tú y mi hijo, ser una familia por siempre. Quiero estar contigo Nadia. Mientras hablaba no pude controlar mis lágrimas, no pude controlar mi llanto de niño y de hombre. Ella volvió a decir, amor, no llores, mis padres, los dioses de esta parte del mundo nos han escuchado. Primero me han castigado a mi por transformarme en mujer y por hablar con seres extranjeros como tú, me castigaron para siempre, y desde hoy solo dormiré en las rocas pequeñas que sobresalen en el mar frente a las playas, siendo golpeada por las olas fuertes que revientan con fuerza sobre estas pequeñas piedra. Amor, pero sabes, también nos escucharon y vieron nuestra amor infinito, y nos permitirán vivir juntos toda la vida. Fue entonces que sentí mi cuerpo más ligero y en mi espalda dos alas blancas inmensas que iban creciendo para siempre.

La Playa

Estaba caminando sin rumbo por la playa de San Agustín ya varias hora, cuando me encontré con un hermoso ser andrógino recostado en la arena. Al verlo me quedé inmóvil, casi hipnotizado por la figura de aquel hombre, mitad humano, mitad pez. Estaba respirando lentamente, y fruncía sus cejas como si estuviese soñando. Yo me quedé aun parado, mirándolo lentamente, revisando con mis ojos cada parte de su extraño cuerpo.

Debo admitir que desde ese momento sentí cierta familiaridad por este extraño ser mitad humano y mitad pez. Al verlo y después de la sorpresa, me sentí con más confianza, así que me acerqué a su costado y lo comencé a mirar profundamente. Era extraño, tenía la belleza delicada de las mujeres y de las rosas rojas, tenía los labios carnosos y rosados, y una hermosa cola de pez que parecía poseer los colores rosados de las tardes. En realidad, este ser era hermoso, sus cabellos eran cortos y con ciertos risos suaves, y su cuerpo parecía delicado a pesar de su contextura varonil.

Mientras lo miraba detenidamente, él abrió los ojos, y estos guardaban un color turquesa inmensamente bellos, en realidad, eran muy bellos, eran profundos. Abrió los ojos y me miró directamente a los míos. Sentí que me hablaba, sentí que el código de su lenguaje era las miradas, y me habló, y entendí todo lo que estaba pasando con su vida, con su gente, con su futuro.
No sé si fue mi imaginación pero en ese corto momento entendí que estaba muriendo, que se alimentaba de flores y que tenía quinientos años y que su gente también estaba muriendo, que ya no crecen flores de las que ellos se alimentan, y que ahora no pueden tener hijos, y que el sol y la tierra estaban cambiando. Mirándonos, una lágrima resbaló de sus ojos y tomo mi mano, sentí que me estaba contando más cosas, y sabía que estaba muriendo, y que había nadado hasta aquí buscando ayuda, y que su gente vive a alrededores de las islas solitarias.

Fue entonces que vinieron unos pescadores con redes y palos, y él ser andrógino sintió miedo, y esos hombres lo capturaron y en su intento de regresar al mar, los pescadores lo mataron a palos. No pude hacer mucho por él, un palo en el rostro me desmayó por unos momentos, y cuando desperté el bello ser estaba muerto dentro de una red gruesa.

Cuando desperté de este sueño extraño, era temprano, así que salí a caminar por la playa de esta ciudad sin nombre, y me sentí un pescador como aquellos quienes mataron a ese ser de mis sueños extraños.

Nastia o el movimiento de las flores

A veces después de un tiempo, cuando el amor desaparece, solo queda la historia de una sonrisa infinita y de un sueño vacío atrapado en las telas del tiempo, inmóvil y eterno, como si estuviese esperando que el tiempo retroceda para que lo lleve como presente.

El amor nos da la vida y también la muerte, puede ser tan fuerte que movería montañas, y formaría vacíos tan hondos como los menos imaginados. Pero lo que aprendí con muchas palabras y muchos silencios, es a decir, Adiós. Nunca quise decir “Adiós” a la mujer a quien hubiese dado mi vida y mi futuro, a quien entregué mi pasado y mi presente. Nunca quise decirle esa palabra, me daba mucho miedo. Pero descubrí mientras caminaba, que en realidad no la amaba como la amé alguna vez, que por una extraña razón el sentimiento había terminado, que a pesar de lo que quería todo había dado un giro enorme. En realidad todo había cambiado. Pensé muchas horas sobre esto, a lo que llamamos amor, y pensé inevitablemente, ¿cómo termina el amor? Quizás termina silenciosamente con el tiempo sin avisarnos. Pero debo confesar que esto me aterroriza, me espanta sencillamente, esto de que el amor termina. Es horrible, que la persona a quien amaste y a la que entregaste todo de ti, se quede con el significado de una amistad bella en el recuerdo.

Ahora me encuentro solo, pero no estoy triste, es solo el recuerdo que me entristece. Me siento como una estrella lejana, que a pesar que me ven en constelaciones, sigo estando sola y alejada en algún espacio del universo. Cómo estarás Nastia me pregunto en silencio. Cómo has estado en este que hemos estado alejados. No tengo palabras para preguntarte, solo tengo silencios vacíos para compartir contigo, como un idioma entre ambos.

Tú y yo sabemos que te has suicidado en el mar, pero nuestros familiares creen que te ahogaste por las corrientes marinas. Nastia, tú fuiste el movimiento de las flores, pero también fuiste la mujer a quien amé con locura. Nastia, nunca perdonaré que te hayas matado en el lugar que más me gusta. Sabías que si te matabas en el mar nunca me olvidaría de ti y por eso lo hiciste. Pero sabes, ya me había olvidado de ti en el campo de mi interior, y ahora recuerdo tu muerte en este campo de lo exterior.

No sé si me amaste demasiado o lo hiciste mal, pero tus actos Nastia fueron egoístas. Nosotros los hombres, somos extraños, podemos guardar nobleza y perversión, solidaridad y egoísmo, podemos guardar todo en un solo lugar. Nastia tú te mataste con nuestro hijo en tu vientre y escribiste en mis ojos las palabras más crueles. Yo ya no te amaba es cierto; pero si hubiese sabido que esperabas un hijo nuestro, yo amaría a este pequeño infinitamente.

Nastia te amo recuérdalo siempre, y en tu mirada descansa el movimiento de las flores. Con mis manos junto a las tuyas unimos nuestras historias y caminamos juntos mucho tiempo. Pero algo estaba pasando; no me sentía libre, y sobre todo no me sentía conmigo mismo. No me dejes por favor, te dije en silencio y en palabras en muchas ocasiones, cuando terminabas conmigo.

Nastia, me amaste con más fuerza que nadie en esta tierra y pusiste en mi todos tus sueños y tus esperanzas. Me protegiste con tus brazos del mundo y de mi mismo. Pero de pronto las cosas cambiaron y el tiempo siguió su rumbó sin nosotros. Sabes, me dio mucha pena que el amor que sentía por ti, simplemente desapareciera. No sé que mato nuestro amor o que mata nuestros sentimientos. Pero sé que todo comenzó cuando yo no me encontraba a mi mismo. No sé si era que siempre querías tenerme junto a ti, y no es que no me gustase, solo que sentía que me alejaba de otras cosas que me gustaba hacer. Nastia, la lluvia cae en gotas y cuando dura mucho tiempo, inunda las tierras más fuertes.

Sabes, recuerdo muchas etapas de nuestro romance cuando iniciábamos nuestra historia. Recuerdo que éramos felices durmiendo en las playas desiertas bajo la luz de las pocas estrellas que se veían en otoño. Recuerdo que escribí nuestra historia en una novela y que a pesar de las muchas carencias literarias, me parecía el mejor texto que había creado en mi vida. Un que nunca lo había terminado, siempre esperaba un final feliz y eterno, un termino profundo… ahora que releo esta novela, me parece pobre y triste, y descubro en los pasajes cierta tendencia de realizar lo que tu pensabas.

Sabes, no me mataré por ti ni por nadie, la peor muerte es la que pasamos estando vivos. Pero Nastia olvidaste esas cosas que me hacían sonreír, olvidaste que mi sueño era ir de lugar en lugar, predicando con el arte la revolución, olvidaste mi móvil para vivir.

Estimada Nastia, se que nacerás de nuevo y tengo el presentimiento que lo harás siendo el secreto que tu nombre encierra. Sabes, aún no olvido tu nombre y los momentos que pasamos juntos, tengo 75 años, y a pesar de mis tres matrimonios fracasados o extraviados, aun recuerdo tu sonrisa y el sonido del océano.

El buscador de Historias

Busco historias para vivir. Esa es mi verdad, busco vidas donde por fin ser feliz, donde contemplar mi suerte y morir. Busco historias sin importar mi condición, busco realidades para alejarme de esta verdad que me atormenta.

Yo no soy escritor por vocación o porque encuentro en esto de la creación algo de felicidad, soy escritor por mera necesidad. Todos queremos vivir, yo quiero vivir, y yo debo escribir y leer. Cuando leo me vuelvo el personaje que deseo y por fin mi vida se vuelve vida. Yo no puedo estar sin leer porque al efectuar este ejercicio me olvido que vivo, me olvido que soy alguien, y simplemente me vuelvo un mero observador de una historia, me vuelvo una especie de dios, y es entonces que dejo de existir, por fin, dejo de existir, y el mundo desaparece en mi mente, y entonces olvido lo que me atormenta.

Leo sobre todo novelas, leo en las mañanas, en las tardes, en las noches, y en las madrugadas cuando no puedo dormir. Leo todo el tiempo, y cuando mis ojos ya no pueden más, escribo, escribo sin parar, escribo mil historias, escribo sobre lo que viví algunas veces. Ustedes no saben, qué es vivir así. Ustedes, los que leen por amor o placer no saben lo que es vivir así. Ustedes no saben lo que es morir siendo Grenoville, ser devorado por las personas, ser un genio y un loco. Ustedes no saben que es morir. No entienden lo que es no poder vivir. Es extraño, pero es verdad, yo siento lo que leo, me duele cuando matan al personaje central, porque ese personaje soy yo. Soy yo el triste Harry Haler, soy yo el pedro Paramo, soy yo chococo, soy yo por Dios. Me duele, y no puedo evitarlo.

A veces pienso ir al psiquiatra pero lo dejo para después, porque creo que mi lectura es más importante que un momento de engaño lógico y hasta científico. Ustedes que se dicen lectores ayúdenme, miren, estoy cansado de morir. Estoy cansado de ser un personaje inventado, y si no lo soy, y si ahora me vuelve a pasar cuando sucedió esto, lo de la niebla, todos me reconocían como Juan Perez, hey, y si esto vuelve a pasar. Claro, esto, esto de las ruinas circulares de Borges, esto lo de niebla de Hunamuno. Claro, entonces, nosotros los personajes somos los que damos vida a ustedes y les damos el papel de escritores o lectores. Es lógico, nosotros creamos un mundo, nosotros escribimos a ustedes, pero de otro modo, a nuestra lógica, a nuestra manera. Increíble, escribir a través de un escritor, escribir por fin, crear mundos a nuestro antojo.

A quien deseo engañar, que deseo hacer creer, esta es una historia repetida, esta es cuento ya contado. Solo sé que necesito escribir, y necesito leer, necesito dejar de ser yo, y ser feliz a través de algún personaje. Necesito ser feliz. Por favor. Necesito ser feliz. Quiero ser feliz. Por favor. Por favor. Necesito historias para vivir. No me dejen solo.

Quién eres tú. Acaso estás solo, y porque necesitas historias para vivir? Que absurda tu posición. Mira mejor el horizonte, el mundo está recién por venir. Cual es tu nombre?

No lo sé, no sé quien soy yo, hasta donde recuerdo estudiaba letras en la universidad, solo recuerdo eso, no sé nada más.

Eres extraño amigo, no recuerdas nada más, dime que recuerdos tienes de niñez, dime los nombre de tus padres la menos.

No lo sé señor, no sé quién soy. Pero díganme quién es usted.

Yo no existo no ves, yo estoy en tu mente, pero espera no pienses tonterías, no soy escritor. Solo soy quine soy, nada más, nada menos. Sabes, he visto como llorabas de dolor cuando eras uno de esos personajes de las novelas que lees, por eso vine, a calmar un poco ese dolor, a ayudarte un poco a salir de este laberinto.

Esta bien gracias. No necesito saber nada más de usted.

Como lo escribí a inicio de este relato, solo escribo para vivir. Bueno al fin, el sueño me vence, es hora de dormir.

Esperen lo dos, aún no es hora de nada. Miren el mar, piérdanse un momento en su infinita energía. Espera tú también lector. No es hora de terminar, es hora solo de una pausa. Nos volveremos encontrar, en otro libro, en otro lugar.

Esperen, yo solo quiero escribir y dormir, y ustedes voces, váyanse de una vez, y tú lector también.

El anciano y el escritor

Él niño lo soltó de las manos con estricto cuidado diciéndole -ya vengo. El ciego le respondió mirando horizontalmente ¿ qué haces ? el niño bajó muy raudo del carro aprovechando que se había detenido en un paradero. El ciego se había quedado solo en el mundo.

El carro comenzó a avanzar de nuevo. Todos le quedaron mirando al ciego mientras volteaban sus rostros de a pocos para que pareciese como si no se dieron cuenta de ello, con la única intención de no sentirse comprometidos frente a un indiscapcitado. El ciego sujetó fuertemente su bolsa de caramelos. Se escuchaba un sonio de alguna sirena que se disipaba con el avance del carro. El ciego pidió bajar en el siguiente paradero con mucha firmeza. La gente lo ayudaron con pena y con el alivio de no estar comprometidos más con la seguridad del ciego porque este ya se bajo del carro y de sus vidas.

Ahora estás solo. Habías comprendido que el niño necesitaba ser libre; y que no eligió de manera correcta su camino. Haz comprendido por eso no estas triste, a pesar que te acostumbraste a su mano, y tu mano se acostumbró ver el mundo solo de la mano del niño. Pero a pesar que ese niño es tu hijo, nunca dejó de ser niño, de querer jugar, de querer soñar y querer e imaginar que su mundo pueda ser perfecto. Sé que lo amas, y que deseas lo mejor para él. Tú sabes que él es muy inteligente, y sabes por presentimiento y por ese sentido que los científicos no saben explicar, que ese niño se llegará a ser alguien grande.

Parado en la esquina más peligrosa de la ciudad, el ciego se quedó pensando, se quedo pasmado, se quedo por horas. Tomó la decisión de seguir simplemente su camino, pedir ayuda en voz alta, y a pesar que muchos pasaron y disimularon ante ellos mismos que no escucharon, llegó una mano a la suya, ¿dónde vive señor? ¿Lo puedo ayudar? El ciego sintió cierto deja vú. Gracias por su ayuda, por favor ayúdame a tomar los carros hacía Pachacamac.

Recuerdas, sentiste que eso ya sabías que iba a pasar, de la misma forma que sabías que tu hijo llegaría muy lejos. Recuerdo y tengo presente tus infinitas oraciones. Sabes es increíble el amor que los padres pueden tener por sus hijos, al nacer el tuyo, dejaste de pedirme que te devuelva la visión, y me pediste salud y bienestar para tu recién nacido. He sentido tus oraciones y me dieron cierta tristeza, quise devolverte la visión pero si es que hacía eso, tú hijo no te dejaría, y no aprendería de sus errores, y esos errores no lo harían un gran hombre.

¿Dígame joven cuál es su nombre por favor? Me llamo Flabio ¿ y a qué se dedica señor? Soy escritor. Escritor, usted debe leer mucho señor. El ciego sintió algo extraño. Mientras camina del brazo del joven, no pudo dejar de pensar en esa extraña sensación, mientras pensaba, escritor... escritor... escritor

Cómo decirte anciano, que de verdad hice lo que me has pedido, tú dijiste llévame a mí si quieres, pero no a mi hijo. Tú me lloraste increíblemente que haga de tu hijo un hombre de bien, y sabes, lo he hecho. He despertado en él la chispa de la realidad, lastima que haya elegido ese camino extraño. Lastima que los caminos nos eligen a nosotros. Aquí sabes anciano, la vida tampoco no es muy bonita. Es un poco extraño explicarte que aquí el tiempo no pasa, aquí no existe el pasado ni el futuro, aquí no existe el tiempo ni la muerte. Como explicarte anciano que la muerte ordena nuestra vidas, y nos da la esencia de la felicidad.

El anciano subió al carro, está vez no para vender caramelos sino para descansar camino a casa. Lloró lentamente y sus lágrima parecían perderse en un lugar sin tiempo, parecían sacadas de un lago profundo y hermoso. De pronto el anciano escuchó sonidos fuertes, gritos aterradores, y entonces dejó de escuchar todo, para escuchar el tiempo y ser el resplandor de las estrellas, que tanto gustan a su hijo.

Hijo del tiempo, siempre tendrás la sensibilidad de las flores y el sentimiento de los niños. Comprendo que tenías miedo, y querías irte de todo muy lejos, como dicen, querías mandar todo a la mierda. Eras niño, y ni bien terminaste de correr algunas horas, querías abrazar a tu padre y decir que lo amas, pero sabes, no era tarde, solo que él ya no estaba.

Con cuanta fuerza lloraste en el entierro humilde de tu padre, comprendiste el odio mejor que nadie y juraste que nunca te lo perdonarías. Sé que hasta ahora, a pesar que tienes 82 años, recuerdas cada detalle del día que dejaste la mano del anciano. Lo recuerdas bien, sus manos débiles y gruesas, su expresión de estar mirando siempre el horizonte, y sabes que tu padre nunca dejó en ningún momento de quererte con las mismas fuerzas.

Mírate, tienes 20 años y eres un escritor muy bueno, mírate hijo, tienes 30 años y eres un padre muy atento. A pesar que no has aprendido bien la fe a mi, y que no me rezas desde la muerte de tu padre, créeme, nunca me olvido de ti. Sabes, me da curiosidad, porque siento como me escribes, como te pones en mi papel de funcionario celestial, y como te arrepientes de tus tantos pensamiento en contra mía. Sabes, me gustaría que sepas, que lo supe desde el primer momentos en que naciste, que ahora tecleas tu historia, para perdonarme y para que te perdone. Para que hagamos las pases secretamente y sigamos siendo ficha y jugador, sigamos siendo el dúo complementario y eterno, nos confundamos en estos dos papeles y seamos ambos, cada uno en su momentos, ficha y jugador. Por eso, aún creo en ti y en las líneas que bordean tus ojos y agradezco que me hayas hecho pasar por estas cosas para comprender que aún sigo siendo el niño que toma la mano de su padre ciego para vender sus caramelos.

Sapiens

Nadie podría pensar, que detrás de ese hombre vagabundo y baladí, se escondiera la persona más sabia. La gente que lo veía lo ignoraba como quien ignora a un perro infeliz.
Pero nadie sabía que él era el encargado de salvar al mundo de su peor peste: los hombres.

Su nivel cognoscitivo era muy elevado, pero nadie sabía esto. Creció odiando no a los humanos sino a las acciones de estos, creyendo que la única manera de llegar a la paz era que cada hombre cambie en si mismo, pero se dio cuenta que era imposible y decidió no intervenir en el destino de los demás, simplemente.

Vivía errando por el mundo, cosmopolita de bibliotecas, usurpador de sueños porque él no los tenía. Era un pobre hombre, un lobo estepario que vivía enjaulado en una cárcel que él llamaba cuerpo. Iba de esa manera , sucio y planeando la mejor forma de destruir esta raza, esta especie inconexa de la bondad. Caminaba por cualquier calle, llorando porque en el fondo, él sabía que nadie existe, no confiaba en sus ojos, órgano adaptable a realidades que los cuerpos deciden. Sólo iba intentando darse una explicación, o decirle a dios o a la nada por qué lo pusieron en esta realidad. Su instrucción lo recibió de muy niño, su familia lo abandonó después de darse cuenta, que su vida no tenía solución ni sentido.

Vivía sólo si se puede llamar a eso vivir, su cuarto era una biblioteca, sus libros una pila de columnas que soportaban su propio cielo y su propio misterio, su propia irrealidad derivada de los sueño primeros que tuvo y ahora cree que a ellos pertenece, y que no está acá con nosotros, como también nosotros no estamos sino en nuestra ubicación que está en un sueño donde nos hemos quedado, después de olvidar el referente de la realidad espiritual donde empezó todo, donde comienza toda vida o donde está el inicio cosmológico que no es inicio porque no tiene fin. Y si realmente empezó; resignado a morir moriría para siempre.

Después de años que duró encontrar su respuesta, que fue dejar al mundo como está y que solo se destruya, decidió matarse sin que nadie se entere de ello, de la manera que siempre lo pensó, tomando cicuta y riendo al gritar que él llegará a la perfección, pues un ente que no existe es perfecto y por ende eterno.

Mientras bebía del líquido misterioso llegó a la conclusión que el hombre si tiene fin y a la vez salvación, ya que antes de la existencia está la esencia y Dios conoce todo existencia, y no daría este privilegio a un ente que se extinguiera por si solo, o que daría como fruto una destrucción total. Las lágrimas le salían de felicidad, pero el dolor le ganó a sus gestos y a su vida.

EL RABÍ ENMANUEL( MATEO 1 23-24 )

“ Feliz es el que lee en voz alta, y los que
oyen, las palabras de la profecía y que
observan las cosas que se han escrito en ella
; por que el tiempo señalado está cerca “.
(Apocalipsis 1:3 )

Era una noche fría. Él durmió con el miedo de todas las noches juntas…

*

Y los doce salieron a buscar a Dios en el desierto, y a los hombres que se refugiaron producto de la guerra y el hambre. Cuatro bombas bastaron para destruir tres cuartas partes del mundo y para que la mayoría del resto se refugie en el sur de África, la nueva Belén, por ser la única zona no bombardeada.

Eran doce, como los meses del año. Eran los doce discípulos del diurno maestro, Jesús de Nazaret. La gente se preguntaba si estaban ya en el Apocalipsis y quién de los doce era Judas. Ellos no podían hablar, aparecieron de un lugar que nadie sabía, realizando milagros en nombre de Dios, en nombre del origen sin principio. Todos estaban en una ciudad inmensa que no parecía de esa época, ya que tenía la apariencia de la Edad Media. Antes que los doce salieran a buscar a Dios en la tierra de Satán, predicaron su palabra al nuevo mundo.

Entre los doce había uno en particular que destacaba, El Salvo le decían, por ayunar demasiado y dar su alimento a hombres necesitados. Realizaba muchos milagros y hasta no dormía con tal de ir a otros lugares de la nueva Belén a ayudar a todos los que le sea posible. Algunos le decían Pedro, otros Mateo; nadie conocía su nombre.

La nueva belén, era un lugar desolado. La gente vestía con lo que podía y la reserva de alimento se estaba acabando. La tierra completa era estéril.

Después de la muerte de la materia, el espíritu sale a otra dimensión en donde vaga en sentido desconocido. Vaga alrededor de la energía ubicua, Dios. Él salvo, era consiente de esto y este tiempo; aun que no existan.

De entre los doce eligieron a cinco para recibir la gran llegada, como los cinco anteriores querubines (contando al ungido), y uno de ellos era el salvo, el más bello de los doce. El camino no era físico, era espiritual. Las peregrinaciones iban a la materia, empero; quien decía que era verdad. Algunos sostienen que somos un mero sueño de Dios, que no existimos; Aunque sus antagonistas sostienen que nosotros lo creamos a él y por ende, él nos creó. El desierto era extraño, el olor de las bombas aun intoxicaban las mentes de los doce.

En una montaña se detuvieron y aún no hablaban… El silencio y el olor a nada sentencio el sueño. Un niño de piel negra salió de pronto, era natural de ese continente; pero sus ojos eran celestes y hermosos.

Aquel niño de túnica roja gritó: -Soy Pandora y el ave verde del regalo divino, del padre el tiempo-. Y desapareció.

Ellos siguieron el desierto, subieron una montaña por cuarenta días y cuarenta noches, sin comer o beber. Nadie supo nunca de que se hablo con Dios allá arriba, nadie lo imaginaba.

Volvieron a la nueva Belén, casi muertos y con Jesús. Todos gozaron de alegría que gran parte de la energía haya venido: En la entrada, del cielo bajaron seis serafines y gritaron: -¡señor! ¡señor! ¡señor! Y desaparecieron entre las nubes y entre la mala visión de las gentes por los rayos del sol.

- El espíritu siempre estuvo con ustedes- Dijo Jesús

De entre la multitud conglomeradas un hombre se levantó y gritó: ¿Tú quien eres? ¿Dios o Jesús (JUAN 10 30- 31 “yo y el padre somos uno “) o el espíritu santo? O quizás, el arcángel san miguel ( En Judas 9 esta escrito que el arcángel es Miguel, y solo hay uno, mientras en Tesalonicenses 4:16 vv (1977) se aclara que el mandato del Mesías se dará con voz de arcángel. Seria ilógico pensar que la voz de mando dé Jesús lo dé alguien inferior a él. Entonces se deduce que Jesús es Miguel) . ¿Has vuelto para derrotar al tercero en el poder?(REVELACIÓN 11: 7 )
Los milagros en esa época eran comunes y a nadie le impresiono que aquel hombre desapareciera. ¡ EL DIABLO ¡ Gritaban. Todos hablaban idiomas diferentes; pero Por alguna extraña razón el código se entendía.

La trinidad parecía desnuda ante las preguntas de la nada, el silencio dio su ultimo gemido. La celebración era extraña, los doce no podían hablar y el diurno maestro parecía humano.

En esa época antes de la catástrofe nuclear los hombres en su mayoría, llegaron a la conclusión que solo hay un Dios que nunca morirá y que siempre estuvo allí, el tiempo.

Los antiguos griegos consideraron al tiempo padre de Zeus, que a la vez era padre de todos los dioses, ya que el tiempo siempre estuvo allí y hasta ahora no ha cambiado. La mitología griega era una parábola de la filosofía. La griega nos explica que el tiempo (neptuno) devoraba a sus hijos cuando nacían. Se puede inferir que los verdaderos gobernantes nunca fueron conocidos: el principio.

Jesús de Nazaret cerró los ojos y la gente decía: -Está viendo Jerusalén-. Pero sólo veía cuerpos humanos en estado de putrefacción. Había tantos cuerpos regados en la tierra que parecía un cielo y estos, su azulado. Jesús estiró la mano y pronunció despacio: - Nietzsche mi padre no es la nada, estabas equivocado-. El cielo se vistió de naranja y una lluvia secaba la amargura de todos los hombres. El Salvo fue a las orillas del atlántico ( donde los hombres fueron tan sabios que creyeron haber superado a Dios, y por eso murieron, menos uno, quien hizo el plano de las pirámides de Egipto…) y pronunció sus primeras palabras: - Ellos no merecen el paraíso (la energía), no tenemos derecho al cielo. Es el proceso en que la energía se fusiona con la energía nuclear y total, Dios (Ec 12 7), el tiempo. Jesús (¿el primogénito de la razón o la materia?) Era extraño, la celebración lo había puesto triste y se preguntaba cuál es el origen de su verbo, se maquillo de sustantivo siendo solo la acción y la fe del hombre.

Los hombres de la nueva Belén esperaban que Jesús haga algo, un milagro, para saber que era hijo de la energía, el núcleo.-No ver para creer, creer para ver. Solo pronunciaba.

Las gentes desilusionadas gritaban insultos al heredero que nunca llegaría al trono. Los doce no podían hablar.

Se habían reunido todos con Jesús, para rendir cuentas de sus pecados y desde el medio de la plaza un grupo de sacerdotes salieron de pronto y se dirigieron a él. La gente se estaba amontonando. Estos hombres sacaron sus capuchas de sus grandes sotanas marrones y preguntaron quién fue...

Todos los sacerdotes se acercaron más, estallaban en lagrimas. Uno de ellos sacó un cuchillo y lo lanzó hacía Jesús de Nazaret…
-¡Nooooooo¡
La navaja se dirigía al pecho de Jesús, se dirigía formando una circunferencia de fuego en movimiento acompañado del grito repetido de los sacerdotes.

El Salvo cogió con su mano la navaja mientras se teñía de rojo, él siempre estaba al costado de Jesús. La muchedumbre gritaba su nombre – ¡Salvo¡ ¡Salvo¡ ¡Salvo¡ El corte fue muy profundo, se desangraba rápidamente, los rostros de los once restantes quedaron sorprendidos.

Un sacerdote gritó llorando: ¡noooo! La historia no puede repetirse, por qué lo has hecho tú, el más hermoso de los doce.
- Gracias judas. Le habló Jesús
-La primera vez te lo pedí para salvar el mundo y el perdón de los pecados.
-Fue dios, yo no lo hice- Respondió.
El salvo cogió del mango el cuchillo y lo insertó en el pecho del Mesías, la sangre de él con la suya se mezclaron, se unieron en un pacto de amor ( en un sacrificio del que dona su existencia para salvar la de los hombres)

-Te amo- Dijo el salvo
-Yo también- Respondió el Nazareno mientras agonizaba
- ¿Y el quinto querubín ( el diablo o el ungido)?, Qué será de él.
- Tú vas con él. Pronunció Jesús.

Todos se quedaron sorprendidos, y el salvo se dirigió al sacerdote que había lanzado la cuchilla, éste estaba llorando de rodillas en el suelo. Todos los hombres que presenciaron la muerte de Jesús formaron un círculo alrededor del salvo y el sacerdote, El Salvo se acercó al oído de éste hombre y le dijo muy despacio: -Gracias por todo y disculpa que te haya retenido.- El sacerdote respondió mirando al cielo: - Esta bien señor. De nuevo cometió fratricidio.

- ¡ Guuuuuuua ¡
-María, él es el salvador.
-Si José, es el hijo de Dios, el Mesías….

*

Y el sacerdote se levanto de su pesadilla. Despertó de sus sueños terribles, sus manos sudaban, la noche parecía con vida, miro su crucifijo y dijo muy despacio: Yo sé que vendrá…( JUAN 14:19 -“ un poco más y el mundo ya no me contemplará “)

Apareció un hombre de pronto, y se paró frente al sacerdote. -Lárgate en nombre del todo poderoso... -Dijo el clérigo asustando mientras se cubría con su manto
-Lamentablemente no puedo. Interrumpió -Nosotros nos sacrificamos por ustedes -Habló el aparecido.

-Atribuyeron mi traición a muchas cosas: Que era una forma de forzar al hijo a declarar su divinidad y de este modo comenzar la rebelión y la destrucción de Roma. Pero no; Dios pudo salvar al mundo siendo Alejandro o Pitágoras o hasta el mismo Jesús, sin embargo lo hizo siendo Judas Iscariote, es decir: yo.

-Nosotros cumplimos una función importante en este sistema, ( El bien y el mal ) compartimos un secreto que nos hace actuar de este modo- Decía calmadamente Judas.

El sacerdote lloraba de miedo, temblaba hasta sus pupilas; pero el rostro de aquel hombre era frágil y su presencia cálida. Miró su lámpara y luego al hombre y se dio cuenta que no tenía sombra. Miraba aterrado mientras escuchaba todo lo que decía.

-¡MENTIRA! Ustedes ambicionan el poder. Gritó el sacerdote mientras rezaba el rosario en su mente.
-¿Hermano, para qué? Ahora es tu turno de cumplir este rol tan importante, al igual que nosotros.
-¡NOOOOOOO...! Nunca lo aré. Yo amo a Dios, mi señor- Grito el sacerdote.
-Por esa misma razón actuarás como nosotros. Respondió.
Judas se acercó a la cama y le dijo al oído las palabras más secretas del universo... El sacerdote abrió los ojos tan grandes que explotó en llanto sobre el hombro de Judas -No lo puedo matar ( pensó en voz alta el sacerdote), mientras temblaba. Mis dudas ahora han sido respondidas- Pronunciaba en vos baja.- ¿Dios, es cierto? Preguntó. Su cruz cayó al piso y el sonido respondió al hombre y ambos desaparecieron con la noche.
Días después anunciaron la desaparición de un sacerdote del convento de México, uno de los postulantes a recibir la bendición del Papa.
En una localidad de España, lo hallaron meses después realizando ritos paganos y brujería, en un estado mental deplorable que lo llevo a la locura.

Mundos

Él murió. Era un hombre cualquiera como cualquiera de nosotros, su corazón se había detenido.

Entonces las gentes del mundo lo miraron y se dieron cuenta que su actuación había terminado. Todos lo rodearon diciendo- “Por él hemos actuado toda su vida.” y de pronto comenzaron a alejarse. El, que había muerto vuelve a la vida, abre los ojos y ve que su mundo se desparece o lo que él creía que era real, entonces se hace al dormido con los ojos entre abiertos y ve a todos los actores: los policías, su familia, todos, todos aquellos que hicieron de su mundo un mundo. Los escuchó como comentaban de su fabulosa actuación , una actuación que él , que había muerto no se pudo dar cuenta, no pudo imaginar que todo el mundo actuaba por él. Que el malvado era malvado para que él aprendiera que era el mal, y el ascético realizaba su obra para que él sepa que es el bien. Fue una comedia dura comentaban, pero al final no sabían si el había aprendido todo, aun que estaban seguros de ello, porque todas las personas mueren cuando ya terminaron de aprender su lección única de vida.

Un niño se le acerca y le dice al oído, - “actúa mejor, que aquella anciana se puede dar cuenta que estamos fingiendo por ella.” Fue entonces que el recordó que todos del mundo actuamos para alguien y que juntos forman todos del mundo. El teatro donde todos actuaban para él había terminado; ahora él conformaba el todos del electo, aunque a la vez también el resto actuaban para él. Si, disculpa, ya lo sé. Pero amigo también sabes que esto lo vas olvidar. Si ya sé. sabes qué?. Que nada existe. Ha eso. Suerte.

Las escaleras

El tiempo puede juntar su ubicuidad a exordio de la naturaleza real; son mínimo dos realidades: el presente y el recuerdo de este ( el denominado pasado ). La confusión se da al despertar al verbo de si mismo, en una unión del recuerdo y el vacío, que es la interacción del espacio en los secretos del universo. Es la confusión que trae las escaleras. Esta se esconde en los agujeros negros... que devoran la luz, el tiempo, la existencia misma de la nada o quizás la vida verdadera.

Fue cuando era niño y de una manera inconsciente me perdí en mi casa. No tenía idea por qué veía todo tan diferente. Por qué todo me sabía tan ajeno si todo era parte de mi y de mi vida. Recuerdo que todos habían salido y me quedé leyendo la filosofía de Kunther (una edición de 1850), de pronto subí por las escaleras desorientado por un vacío que sentía en los ojos. Alguien estaba bajando, era una persona joven que tendría por lo menos 20 años. Llevaba unos lentes negros y un libro en su mano derecha. Mi libro. Estaba bajando como si no me pudiera ver. Como si yo no existiese. Me detuve en medio de las escaleras mirando o mirando como no me miraba.

La escalera era (es presente) de un metro aproximadamente de ancho. El sujeto no me vio y pasó sobre mí como si él fuese espíritu o como si yo lo fuera. No recuerdo que sentí, me quedé parado, pensando en aquella frase de Kunther: “ el laberinto de los tiempos (el del espejo negro) está en la irracionalidad, al igual que la vida”. Me vino a la memoria el día que encontré el libro debajo de mi escritorio ( mueble que pasó por varias generación ). Pero me quedé aturdido y sin voltear a ver a la persona que traspasó mi cuerpo, levanté la vista lentamente por un sonido de queja mientras iba subiendo de a pocos y asustado, y un señor subido de peso pasó sobre mí sin siquiera mirarme, me sentí muerto, que mi vida solo fue un sueño fugaz de un niño que estuvo a punto de morir y que ahora está muerto. Cómo era posible esto. Quienes eran ellos o quien era yo.

Seguí subiendo las escaleras y no me sorprendí cuando un anciano, está vez, atravesó mi materia. No pude hacer más que cerrar los ojos cuando esto ocurrió. La sensación de ser espíritus y parte de nada se apodero de mi existencia. Terminé de subir las escaleras totalmente confundido y asustado y voltee despacio para verlos. El joven ya había terminado de bajar y el señor aún iba por la mitad y el anciano bajaba más lento, más despacio. Desmayé como una pluma al agua. Al levantarme quise olvidar todo lo visto. Luego opté por dejarlo como un sueño; pero no puedo hasta ahora sacarlo de mi mente. Ya pasaron varios años y bajé por las mismas escaleras y nos cruzamos las mismas personas ( el anciano, el señor, el joven y el niño ); ahora era yo el joven y me di cuenta que éramos los cuatro la misma persona, ahora solo me queda esperar los dos encuentros restantes.

La prueba

Todos lo saben, yo maté a esas tres personas, lástima que dos de ellas hallan sido niños. Lo hice porque dios me lo pidió. Yo estaba durmiendo e hizo que me levantara, él lo dijo y yo lo escuché claramente.

Él lo dijo, luego apareció con una botella de whiski y comenzó a tomar dejando salir algunas gotas que rodaban por el extremo izquierdo de su boca, bañando su mentón y dejándose caer como gotas hacia el suelo. Luego sacó un par de cigarros de su bolsillo derecho y encendió el suyo con mutua elegancia, le pregunté por qué hace eso, si él es dios. Renegó al decir: “porque eres a mi imagen y semejanza”. Me quedé parado. Temblando. Por qué vino justo a mi.

La tercera persona era mujer. Cuando le clavé el puñal, me sentí como Abrahán esperando la voz de dios diciendo, esta bien, sé que me eres fiel y que darías por mí lo más sagrado que tienes, pero su voz no apareció. Ella murió casi enseguida, un leve gemido salió de su boca y su sangre dibujó una línea entre sus labios y su almohada. Quise pensar que como dios me mandó hacer esto, él tenía el poder de retroceder el tiempo, si, eso era, él retrocedería el tiempo para que ella viviese.

Luego proseguí con los niños, todo estaba oscuro y ellos durmiendo, parecían angelitos susurrando entre sueños, soñando con angelitos traviesos. Temblé, temblé, como ahora tiemblo al recordar la sensación de culpa. La oscuridad acompañó mis lágrimas, el silencio desprecio mi encargo, la nada se volvió mi todo, mi esperanza absurda resucitó mis ansias.

Mi puñal exploraba dos veces más el vientre de una persona, como un explorador que se pierde en el bosque, los niños esta vez. Fue cuestión de segundos y un grito mató mi alma, eran ellos, los niños, lanzaron su último te quiero papi. En la oscuridad quedé en oscuro, mientras nadaba en ese océano tan salado que provocó mis ojos. Observé los tres cuerpos y grité a media noche - Ya hice lo que me pidió señor. Yo estaba cansado de llorar. Él apareció con otra botella de whiski, mareado y caminando en el aire.

-No sabes-dijo-no sabes que se siente ser eterno, estar condenado a no morir, crees que esto me embriaga, nada, nada me puede hacer daño, porque soy dios. como los envidio. Tiro la botella al piso reventándose a la lado de los cuerpo.
-No, ya no soy tu dios, soy su enemigo, el diablo (pero eran uno mismo) o como quieras llamarlo. Comencé a temblar aun más.
Mi cuerpo me temblaba, de pronto me dio miedo ese ser, me dio miedo esos cuerpos a quienes yo les quité la vida.
-Tuteas al diablo y te da miedo la muerte? Me preguntó.
-Devuélveme a mi esposa a y a mis hijos, tu me engañaste.
-No, tú te engañaste. Pensaste que con hacerme caso irías al paraíso con tu familia. Que fácil, que egoísta que eres, tú solo te has engañado, creyendo esa propuesta, ese mandato.

Era verdad de alguna u otra forma, fue egoísmo, el bien tiene algo de maldad, y la maldad es necesaria por que es la comprobación del bien.

Me acerqué al charco de sangre y quise morir para siempre, mi lengua saboreó de las tres aguas rojas y quise quedarme ahí, con mi familia mientras cubría sus cuerpos con una frazada para que no sientan frío.

La ciudad de los muertos

Dentro de los filósofos de la zona era el más destacado. Hablaba de una ciudad perdida en momentos de insomnio y paramnesia, lo definía como la ciudad de los muertos.

No recuerdo el nombre de dicho anciano, solo les quedó a los pobladores ponerlo en la historia con el nombre de la secta prohibida en una leyenda para ellos, y para el resto que no puede comprenderlo.

Para entender su mundo, el terreno inconsciente es el adecuado. Toda su vida la pasó buscando la respuesta de la muerte, por el cual pasa el alma al laberinto del azar en el espacio. Él no podía ser eterno, y su muerte era anunciada por su edad, y anunciada por sus discípulos con la pena de perder a su guía. El anciano meditó incansablemente sobre la muerte y como se fusionaría con él para pertenecer etéreo al universo.

Pasó muchos años pensando en tal misterio, su muerte aún no llegaba para sorpresa y alegría de sus discípulos. Las peregrinaciones a los desiertos y la vida ascética de ellos renovó el alma del anciano, que se entregó al estudio de la ciudad de los muertos por completo. Algunas noches hablaba dormido pero sus discípulos no podían entender lo que decía, solo pensaban que estaba hablando con los muertos. La filosofía de ellos era muy concreta,: aclaraban que los espíritus de toda clase de seres después de morir en materia va a un mundo que no es real, la inconciencia o la abstracción, y que la manera de comunicarse con ellos es la ilógica subconciencia, en un mundo en que nuestros sentidos nos son inútiles al igual que los sentidos de ellos en nuestra naturaleza.

Un día despertó de repente y comenzó a llorar, era extraño ya que él nunca lloraba. Tal vez era porque se acercaba su muerte, nadie sabía. Algunos sostenían que el secreto se le había revelado, el secreto de la verdadera realidad de todo; pero ya no hablaba, y solo actuaba como un esquizofrénico y no dormía.

Días antes de su muerte desarrolló la teoría del espacio; pero no le había puesto nombre: “La velocidad conjugada con el tiempo se vuelve vano en un espacio que no es espacio como el cosmos. Un espacio que es la interacción de la luz que en un cambio produce el sonido y esta, la vida. La vida no desaparece sino se transforma en sonido y en luz y encuentra cabida en espacios vanos, en una parte que es todo y a la vez infinita...”

A la persistencia de sus discípulos, que fueron seleccionados de todas partes de las tierras que pertenecían a estás sabiduría. El anciano les comentó después de superar ese pequeño trauma de saber la realidad. -Hijos míos, la noticia que tengo que darles es negativa y positiva, pero esto que hoy les comento no deben decírselo a nadie, ni explicárselo como hoy les voy a explicar. Porque lo harían sumamente infeliz, después de mi muerte deseo que todos se dispersen por el mundo y olviden lo aprendido sobre la realidad y la irrealidad, pues hijos tienen que vivir, desde ahora su única filosofía es la de ser feliz, busquen la felicidad y protéjanla de todo, de los hombres , de los dioses y de ustedes mismos..

-La noticia que les voy a dar es que no existe vida después de esta vida.
Cuando sus discípulos le preguntaron por la ciudad de los muertos, él respondió: al principio la vida se origina en otras cinco dimensiones que aún desconocemos y después de morir en esas realidades, venimos a la ciudad de los muertos, hijos míos está es la ciudad delos muertos y este es mundo que hemos creado antes de morir. Cada uno a hecho su propio mundo y desconozco que si ustedes pertenecen al mío o yo a alguno de ustedes, o nosotros a alguien que no conocemos.

Nadie hablaría después de ésta secta, solo quedan historias vagas sobre si todos se fueron juntos a un mismo lugar o si todos se suicidaron. Ahora sólo habita una leyenda.

Excepciones

“Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.”
Federico García Lorca



Abrió los ojos con dificultad, estaba recostado en el sillón y al parecer se había quedado dormido. Una señora que no conocía se le acercó. -Cómo está mi bebé favorito.

Él se quedó indignado, esa frase le decía sólo su madre cuando estaban solos, pero esta señora quién era para decirlo, además que hacía aquí en su casa, quién le habría dejado entrar. Aural se paró de inmediato -Usted quién es. -Cómo mi bebé, ya no te acuerdas de tu mamita. Aural se detuvo ante ella, y le dijo que estaba loca y quién diablos la dejó entrar a esta casa. –Thori sube a tu cuarto. Gritó la mujer con una autoridad de madre y ofendida -Que te pasa chiquillo insolente. Aural salió de su casa con dudas si llamar a la policía o botar a aquella mujer a la fuerza. ¿Dónde estará mi madre? Pensaba. De repente ella la dejó entrar y salió hacer unas compras. Mejor espero. La tarde ya estaba acabando, y no faltaba mucho para que su padre llegue y ponga las cosas en su lugar, porque él tiene un carácter del diablo y no soportaba pulga alguna, pensaba Aural. Observó sentado en la acera del frente de su casa que un hombre estaba abriendo la puerta con una llave, un ladrón, sería un ladrón, lo último que faltaba. Aural se le acercó antes que termine de abrir la puerta y le preguntó a quién busca. -Que haces afuera Thori, cuantas veces te he dicho que no salgas en las tardes. Aural se quedó parado sorprendido por qué aquel individuo hablaba de igual forma que su padre, recordó lo que le dijo la señora, no tardó en darse cuenta que las voces de ellos eran las voces de sus padres, era todo igual menos su aspecto, olió el perfume de su padre, la misma ropa, los mismos zapatos, que significaba esto. La misma forma tonta e infundamentada de gritar. El señor puso su palma en el hombro de Aural, -Disculpa hijo tu sabes como soy yo, gracias a Dios que tu madre me aconsejo asistir a esas terapias, perdón hijo por alzarte la voz. Era verdad, su padre estaba asistiendo a una terapia de control, es verdad, pero este tipo también estaría loco, que les sucede, dónde están mis padres, pero sin embargo era la primera vez que oía esa voz, esa voz que pertenecía a su padre, que le hablaba de esa manera, además se sentía bien, casi llora al escuchar esa voz tan suave siendo tan tosca. Comenzó a mirar hacía bajo intentando comprender lo que le estaba pasando, qué sucedía.- Vamos hijo, es cierto que de pequeño te decía que los hombres no lloran, pero es mentira, estaba equivocado, y creo que estoy cambiando, vamos es hora del lonche. Aural entró empujado suavemente por el brazo de su supuesto padre. Ya dentro la señora bajó de las escaleras con las manos en el rostro y con lagrimas que se le escapaban de entre los dedos, diciendo -Alberto tu hijo me a gritado me ha dicho unas barbaridades. Era cierto, Aural, le había dicho todo eso y no se arrepentía de ello. Pero le dio una pena inmensa esa señora, aquella señora, sentía como si fuera su madre quien estaba llorando y abrazando a este sujeto quien le había llamado hijo. Su corazón comenzó a latir. Sentía unas ganas de decirle -Ya pasó todo, solo fue un mal entendido, o un mal sueño. Pero la verdad, era que ni siquiera él sabía lo que estaba pasando. -Sube a tu cuarto. gritó Alberto. Aural subió desconcertado e intentando dar una razón a todo esto, mientras iba por las escaleras se percató que el señor estaba consolando a aquella mujer que lo denominó “Mi bebé favorito”.

Ya en su cuarto, todo estaba como él lo había dejado. Echado en su cama intentaba darse la explicación que tanto necesitaba. Buscaba en el aire esa respuesta. Optó por abrir su álbum de fotos. Se vio así mismo cuando tenia ocho años con un disfraz de marinerito, al costado estaba su madre, no, era la mujer que estaba llorando en la sala del primer piso. Aural se asusto aún más., comenzó a buscar otras fotos donde salían su madre y él. Y en todas estaba ella, aquella señora que le dijo bebito, y aquel hombre que lo abrazo como él siempre quiso que lo abrace su padre.

Que había ocurrido, de repente el mundo no cambió sino fue él, era él que veía todo de forma equívoca, pero la imagen que tenía de sus padres era otra, qué había ocurrido, de repente toda su vida percibió mal la realidad, y recién ahora se da cuenta de lo que es real, o quizás fue viceversa. Sacó del cajón de su cama su carné de biblioteca y leyó su nombre de la misma forma que un reo lee su sentencia de muerte: Thori ... , que sucedía, era su foto y donde debe estar su nombre estaba ese, tan extraño para él. Ahora ese sería su nombre y esos serían sus padres, y esa su cama y esa su casa siendo en realidad su casa y su cama y sus padres, y su nombre. Al dormir recordó su vida, cada momento especial y cada foto que se tomó junto con sus amigos y sus padres, y ahora en esas imágenes pasadas de su vida estaban ellos como él los podía ver ahora, su madre y su padre, estaban con él cuando a los seis años se le cayeron sus primeros dientes, cuando en la fiesta de promoción del colegio se encontraba por primera vez mareado, estaban con él celebrando su ingreso a la universidad, estaban con él compartiendo la mesa de navidad y los regalos y un gran pavo que su madre preparaba, y estaban con él mientras lloraba porque su mami se había salvado de morir aquel día cuando él dejó la cocina prendida. Ahora entre sueños ya no quería una explicación, sino quería dormir porque se encontraba cansado, e iba a descansar para que mañana le pida perdón a su madre, y pedirle también que le diga -Cómo está mi bebé favorito.

Encuentros

“ Tierras tierras
Tiempos tiempos
Se hilan en cada hombre
O en su luna oscura.
La noche es para los encuentros “
Enciclopedia GE´EZ
Dihun 1770-Etiopía


Mi vida debe ser la de un personaje, no sé de que libro, tan solo sueño encontrar esa obra. Para saber en que terminaré. Esta historia la escribo para que sea sólo literatura, y así lo tomaré para siempre o al menos en este tiempo.

El juego que pensábamos realizar era proveniente de Dihun ( ETIOPÍA), lo encontramos en una enciclopedia de los años 50 sobre ritos insólitos, escrita en amárico. Pudimos traducir el juego por un diccionario y gracias a muchos años de trabajo. Éramos cinco amigos los que iniciamos con la investigación del juego, al principio lo tomábamos como un pasatiempo, después con la muerte de Nadia se convertiría en una obsesión.

El juego consistía en llamar a una persona que había muerto y preguntarle sobre nuestros destinos, ya que según la investigación del diccionario, la creencia de esta zona del mundo, era que los muertos saben a profundidad el futuro de los vivios, porque para ellos el pasado, presente y futuro no están separados sino que están unidos en el tiempo.

Comenzamos el juego como el libro lo decía, fue cuando Nadia apareció después de evocarla, tenía ojeras profundas y se la notaba muy asustada, temblaba, apenas pudimos diferenciarla en la oscuridad de la habitación. Las cuatro personas que estábamos realizando el juego estábamos preparados para ver a una persona que había muerto, sin embargo el miedo recién comenzó para nosotros con el mensaje de Nadia.

Ella comenzaba a mirarnos de una forma extraña como intentando reconocernos mientras se acercaba lenta y sigilosa. Observó al primero de nosotros detalladamente y le habló despacio - tú has muerto , qué haces acá. Le dijo mientras lentamente y muy asustada. Ella se iba acercando a la segunda persona con pasos lentos, de quien no quiero escribir su nombre por respeto a su memoria, le dijo- tú también moriste, pero tú te ahogaste en el... (Esa fecha fue dos años después del que estábamos). Tu madre murió de tristeza junto contigo. Su mirada parecía perdida y pronuncio despacio - Dios ayúdame. A la tercera persona, lo beso en la boca con una suavidad de dejar algo que uno ama y que nunca mas va a volverá ver. Diciéndole, - tú has fallecido en un accidente automovilístico en el... (Para esa fecha también faltaban varios años) y nunca te pude decir que te amo. Yo me quedé paralizado, mi noción del tiempo quedó desde entonces extraviado.

Al principio escribí que éramos cinco amigos, éramos porque al comienzo de la traducción Nadia murió, esto sucedió hace tres años. La pena nos envolvió hasta el punto de casi abandonar el proyecto del juego. Ahora ella se nos presentó. Era mi turno, ella les confesó el día de sus muertes, ahora yo sabría por fin cuando iba a morir, mis oídos se agudizaron hasta el extremo de escuchar el respiro de mis compañeros. Ella habló despacio- alex? Tú que haces acá, tú... La fuerza interna que puse para escuchar y la predisposición que tuve hicieron que al final me suceda un leve desmayo cuyo término era la conclusión de la fecha pronunciada por Nadia.

Nadie me tomo de un abrazo y mirándome directamente a los ojos me pregunto muy asustada, por qué hemos vuelto de la muerte. Decirle que en realidad, o al menos en la que nos encontramos, nosotros no estábamos muertos, sino fue ella la que murió, se me hizo muy dificil. Al decirle se asustó aun más, y su respuesta hasta ahora me deja una sensación vacía - No, ustedes murieron, si yo vivo. Yo¿ cómo?, Acá estamos, estoy con todo el mundo, ustedes murieron (lo dijo viéndonos a todos), esto es solo un sueño, donde no sé por qué están. Solo les digo, ( tomó aire y a la vez fuerzas) mírenme tengo 38 años, y ustedes hace más de 15 que murieron, como explican esto, si yo soy el espectro por qué tengo tanta edad, y ustedes las mismas. Ella desapareció y todos tuvimos que dormir hasta el amanecer pues es la única manera en que podía concluir el juego.

Al despertar, nos despedimos para siempre. Todos estábamos asustados, y no sabía si habíamos conseguido lo que cada uno deseaba de aquella sesión. Al final después de todo, comprendí que no existe solo un mundo, sino existen interminables mundos como interminables almas que existieron sobre esta faz y que van existir en el futuro, Interminables planetas y realidades como la extensión del universo.

El Libro

“La historia del libro
la historia del hombre.
El hombre e historia
la historia y el libro.
O dios mátame.”
K. More


En la historia de la literatura, existieron autores que colocaban epígrafes a sus obras, hasta este punto es algo normal, pero hubo quienes lo hacían de escritores que nunca habían existido antes de ellos o al menos hasta que ellos habían muerto .

Todo indicaría una creación más en este campo; pero lo extraño es que los autores ha que hacían mención cobraban vida, años o siglos después. En el siglo XVII, entre los intelectuales sajones de ese entonces, resaltó Dorian Class, como escritor fue muy loado; pero su arte solo tubo cuatro años(16-20) de duración, Al igual que Artur Rimbaud. Pero éste dejaría un legado a la historia y al propio tiempo, mas no su literatura. En su obra Prediction nombra a alguien en ese entonces desconocido J.L. Borges. Tal vez sea mera coincidencia pero los versos que pone como propiedad de este autor es más que el puro azar, no aclara de que libro lo obtuvo: al final murió a los 23 años. Nadie lo recordaría.

Dorian Class no es el único ni el último que invento autores que después nacían en la realidad. Aún busco al primer autor hebreo que creó a dios. Todo indica que este mundo ya dejó de ser puro, es decir: la literatura al mismo tiempo de crear personajes que van de lo irreal a lo real, esta circunferencia llamada tierra va de lo real a lo irreal: en suma es una mezcla compleja cuyo objetivo es bloquear lo natural; para al fin vivir y hacernos en una ficción donde nosotros también existiésemos como consecuencia de alguien que nos invento años o siglos antes. Ahora quién se atreve a decir: yo he nacido puro. Es la historia que escribe al hombre gracias a que el hombre escribe otras historias, acaso no fue K.M. Royal (1780-1820) que en una de sus obras detalló sobre un soldado que llegó a dirigir una nación bajo el oscurantismo, y ordenó matar a miles de personas que eran de otra raza y después que su patria fue derrotada hasta el extremo. Si Royal no predijo la existencia de Hitler entonces dios no predijo nuestra historia en un juego de aforismo para nosotros ilógico. Ahora es momento que todos busquen en que libro los mencionan, porque a de ver uno en que nosotros estemos. Si lo encuentran escriban sobre ese autor ya que él los invento, y de esta manera que se reinvente todo lo existido, la propia historia y la propia verdad, por los siglos hasta el infinito de todo comienzo, sobre el tiempo: que no existe. Quizás Class no exista. Quizás esta historia sea ficción. Quizás todo lo que hacemos sea ficción y no exista.

El espejo y el gato

Esa noche tuve un sueño extraño, en él maté a mi gato estrangulándolo mientras maullaba de dolor hasta que mis manos lo dejaron en silencio para después silenciar su vida. Cuando desperté mi gato estaba muerto bajo el espejo de mi cuarto y bajo la tristeza de creer que fui yo el asesino.

Intenté explicarme el suceso de una manera metafísica; pero solo atiné a la casualidad. Después de pensar un momento fui jardín de mi casa y enterré con mucha precaución y cuidado al mi pobre gato. Ya de noche, después de volver de la universidad, dormí profundamente y fue entonces que volví a soñar, y en el sueño estaba en mi casa recostado en mi cama, entonces llevado por la curiosidad fui al jardín y quise comprobar si el gato que había enterrado despierto estaba allí. Así que comencé a quitar la tierra con mis manos. Como era un sueño seguro que no tendría problemas con el dolor. Después de quince minutos hallé al animal tal cual lo había dejado, saqué su cuerpo que estaba en estado de descomposición, y no sé si fue el miedo o la sorpresa pero solo atine a tirar el cuerpo a un tacho de basura que estaba a pocos metros. Volví a mi cama. Era un sueño raro, me sentía extraño, además mis manos me comenzaron a doler un poco. Comencé a dudar cual de las dos realidades era la verdadera, este sueño o al menos si lo era, parecía la realidad. Dormí muy cansado por el esfuerzo de desenterrar a ese animal, y con un miedo inexplicable, con un miedo de no saber ni siquiera a que realidad pertenezco. Al despertar fui casi por inercia al tacho de la basura, fui despacio conteniendo y botando mi miedo en cada respiro profundo. Llegué al tacho finalmente y encontré el cadáver de mi gato. Comenzaba a sentir más miedo, observaba como decenas de gusanos devoraban sus ojos como si me estuviese explicando algo a través de esa metáfora. Me percate que mis manos me incomodaban un poco, pero no había marcas de algún golpe o rasguño. Era otoño por el color del cielo, y la preocupación de mi existencia se volvió desde ese momento una frase repetitiva en mi cabeza.

Ese mismo día al dormir en la noche, me acosté con la predisposición de andar en mis sueños como en cualquier día. Así que me acosté o recuerdo haberlo hecho después de tomar una tasa con anís caliente. Estaba en mi cama cuando empecé a soñar, o de repente me habré despertado, no lo sé. Andaba medio soñoliento por mi cuarto, y me comencé a mirar en el espejo, a mirar como era yo en un sueño; pero por algún motivo desconocido tenía la certeza que al despertar olvidaría todo este experimento por el cual estaba pasando. Me acosté en mi cama agobiado por las miles de dudas que estaba desarrollando con el transcurso del tiempo o en el transcurso del sueño.

En algunas ocasiones de mi niñez despertaba queriendo recordar algo que ya sabía por alguna razón que iba a olvidar. Ahora estaba en ese dilema. Así que no quería acostarme en mis sueños para despertar en el mundo real; pero había olvidado a qué yo denominaba “el mundo real”, había olvidado quien era y por qué razón me encontraba en aquel sueño, pero ese no era un sueño, no lo era porque podía percibir físicamente las cosas, es mas, di un vistazo por la ventana, y era de madrugada y era todo oscuro y algunos autos pasaban.

No podía creer lo que antes estaba creyendo, no podía determinar causalidad alguna, solo sabía en el inconsciente que debía dormir sin saber por qué, y lo hice. Me acosté y al levantarme temprano observé el amanecer desde mi ventana, y pasé el día en la universidad con los trabajos y llegué a casa cansado. Al acostarme quise jugar con mi sueño, así que dormí temprano y al levantarme en el sueño, o al menos creía que era el sueño, ya había amanecido, así que me aliste y fui a la universidad he hice todo lo que había hecho en la realidad con lo que respecta en trabajos, pero al momento de hacerlo no era conciente de haberlo hecho antes; pero de alguna forma lo presentía, presentía que esta labor ya lo había hecho antes, que lo que veía ya lo había visto antes, no sé dónde ni en que lugar, solo lo presentía. Consulté un calendario para saber el día, y correctamente más tarde me daría cuenta que ese día ya había pasado para mi.

Con el transcurso del tiempo el laberinto de este espejo del sueño y la realidad se volvió una especie de pesadilla. Había perdido la noción de dónde estaba, solo actuaba pero en el fondo estaba la duda si lo que hacía tenía sentido en el mundo real. Al final llegué a la conclusión que “el mundo real” como lo llamaba no existía, y solo existe el presente. Nuestros sentidos nos dan la noción de nuestra existencia, y ellos nos dirán si estamos en el momento y en el tiempo, en esa conjunción determinante para el verbo de toda esencia. No importa que mundo es real, nuestros sentidos están hechos o se auto formaron para ver el mundo que estamos viendo, y si alguno desea ver otro mundo, ya sea en los sueños o lejos del mundo tangible debe someterse a la condena de vagar mentalmente sobre los espejos irreales.

Mi gato apareció tiempo después cuando me levanté algo cansado, lo vi y me dio mucha alegría tenerlo nuevamente conmigo. No quise explicarme este fenómeno, quizás del tiempo o el espacio. Tal vez mi subconsciente extrañó tanto a mi gato que creó un sueño para él y para mí, tal vez mi mundo sea este, y aquí he pensado quedarme, en un lugar donde mi gato nunca murió, y un lugar que mis sentidos reconocen sin importarles la realidad o la ficción.

Meilo

“La palabra sólo puede celebrar la belleza, no reproducirla”
Thomas Mann


Tal vez no éramos la pareja perfecta, quizás porque teníamos ocho años, quizás porque ambos éramos del mismo sexo, dos pequeños niños con incontables sueños.

Él era Meilo, lo conocí una mañana de abril cuando unos niños intentaban quitarme mi manzana. Él me defendió de ellos y me tendió dio su mano derecha con una sonrisa dibujada en su rostro. Ese día salimos del colegio juntos y en el camino nos dimos cuenta que éramos vecinos, que él vivía en el siete seis cuatro y yo, en el siete seis seis, de aquella vieja avenida que me trae tantos recuerdos como si fuera una foto eterna. Desde ese día anduvimos juntos a todos lados. Ambos éramos del mismo grado, lástima que su aula era la “C” y la mía la “A”.


Recuerdo que en las tardes él me iba a buscar y salíamos a pasear mientras me enseñaba la ciudad, mientras yo intentaba explicarle cómo vivía viendo Discovery y jugando damas y ajedrez en las tardes. Él me hablaba de su mamá y yo de la mía, teníamos demasiado en común y sentía que poseíamos la misma forma de ver este mundo.

Las tardes fueron cayendo como gotas de lluvia en otoño. Nos gustaba pasear por los parques e ir a jugar a los columpios mientras mirábamos al sol caer sobre los edificios resplandecientes. Nos gustaba bañarnos juntos en el jacusi de mamá. Claro, ella nos enjabonaba la espalda, y después íbamos a ver televisión.

Recuerdo que un día muy soleado los salones fueron de visita al zoológico de la ciudad, incluidos los nuestros. Nos hicieron formar en dos columnas y todos tenían que tomar la mano de su compañero del costado. Yo no quería hacerlo, odiaba las manos de las niñas, aparte que algunas por no decir la mayoría no se hubiesen dado cuenta que yo estaba en su salón sino fuera por aquel motivo. Pero por motivo que fuese no quería, miss estoy enfermo, era la única excusa que podía fingir; pero cuando levanté la ceja izquierda y miré al costado me di cuenta que era Meilo, era él, miss me siento muy bien y de maravillas. Sentí la necesidad de tomarle de la mano y lo hice, y él hizo lo mismo. En esos quince minutos de trayecto agradecí que en los salones haya más niños que niñas. En el transcurso del camino todos hablaban idiotez y media; yo con Meilo de nada, tan sólo íbamos de la mano como dos enamorados bajo la luna, guardando el silencio en nuestros pequeños ojos infantiles, esperando que alguno de ambos hablase primero aun sabiendo que ninguno lo haría. Nos mirábamos y sonreíamos como quien ocultaba el secreto de la felicidad para siempre.

Al fin llegamos al zoológico; pero disfrutamos más el viaje que ver a tantos animalitos enjaulados gritando y llorando, mientras las gentes decían miren niños como cantan. Nunca comprenderán que nadie puede cantar estando en un mundo que no es el suyo. Aunque para nosotros la felicidad era diferente porque fue algo que no encontramos sino que creamos.

Nosotros habíamos hecho planes después de nuestro primer beso. Nuestras familias tenían la costumbre de despedirse siempre con dos besos en la mejilla aunque sea de varón a varón. Ese día nos equivocamos de lado y sin que nadie se de cuenta nuestros labios rozaron. En ese momento nos sentimos extraños, sin embargo fue agradable, fue tan dulce, fue tan triste y alegre.

Nuestros planes eran tantos como las rosas en nuestro jardín, y entre ellos estaba nadar con todos los peces en el agua, sería maravilloso nuestro mundo. Para ese entonces yo usaba un corte parecido a la de una modelo de ese tiempo, y él tenía su cabello algo largo y lacio, detalle en él que siempre me he percatado en las personas hasta ahora. Éramos tan felices, no sabíamos que lo que estábamos haciendo era homosexualismo, no sabíamos y tampoco nos importaba, nos daba lo mismo. Porque éramos felices, además el amor como la belleza es totalmente asexual.

En las tardes venideras, las tareas y los ejercicios matemáticos los haríamos juntos, mami siempre pensó que él era un buen chico, lástima que ella ahora esté en el cielo haciéndome un cuarto en su casita. En la casita que Dios le dio por ser tan buena y amorosa.

Éramos felices así, creo que la miss se llegó a dar cuenta de nuestra forma diferente de mirar las cosas, pero no importaba, cuando estábamos solos no hacíamos nada malo, tan sólo nos mirábamos a los ojos tomándonos de nuestras manos y luego nos matábamos de risa, jugábamos ludo y monopolio seguido hasta que mami murió. Hasta esa fecha mantuvimos aquella pequeña y maravillosa rutina. Hasta esa fecha nuestra felicidad era una circunferencia transparente y perfecta. Hasta esa fecha, mami nos enjabonaba la espalda.

Él me ayudó mucho cuando mis tíos vinieron a mi casa a acompañarme y después a llevarme con ellos. Casi muero de tristeza por lo de mamá; pero pude superarlo después de varios meses, lo superé pero todavía siento ese vacío que deja el ser que te dio la vida, como si Dios muriera y te quedases solo con tu iglesia. Meilo me ayudó siempre en ese entonces, a veces se quedaba a dormir en casa, creo que su mamá también comprendió todo y ella también se quedaba.

Aunque pienso mucho en la mujer a quien amo, Meilo ocupa un lugar importante en mi niñez y en mi vida. Recuerdo cuando sembrábamos rosas en los bordes de la tumba de mami. Recuerdo en especial una tarde que hablé con ella. Le hablé a mi mamita, y le conté mis secretos y era como si ella estuviese ahí, sentí su brisa y su perfume, me sentí en el cielo, sentí que ella me miraba y hablamos hasta que me quedé dormido. Meilo me levantó despacio murmurando, ya vienen tus tíos.

Cuando me enteré que Meilo se iba a España fue terrible y triste. Él no me había dicho nada para no lastimarme. Cuando mi tío me lo comentó sentí una amargura que hizo en mi garganta un nudo pequeño pero profundo. Desde mi ventana vi el auto con las maletas de Meilo y a su mamá y a su canario Juali a quien dejaría seguramente en casa de su abuela, los cuales me daban la razón que Meilo se iba, se iba para siempre y sin despedirse.

Un momento después lo vi venir y tocó el timbre de la casa, yo no quería abrir; pero él sabía que estaba allí, al otro lado de la puerta. Tocó como quince minutos y luego comenzó a irse muy despacio. Mis tíos no estaban en casa porque salieron a despedirse de los vecinos. Meilo se iba, no perdería este último momento con mi querido amigo. Abrí la puerta lentamente con la esperanza de que todavía no se había ido, y grité muy suave su nombre, mientras lo miraba detenidamente con la única intención de retenerlo en mi memoria para toda mi vida. Llevaba una chompa verde, un pantalón cuyo color no sabía en ese entonces, y una sonrisa inmensamente triste. Se acercó diciendo, Me voy. El estaba mirando el suelo desconcertado como quien busca algo. No vas ha encontrar oro le dije, mientras intentaba sonreír con mi nudo en la garganta.

Se iba aquel niño que fue como un hermano, un amigo, un enamorado, aunque no sé si fue amor, éramos niños y estábamos muy solos. Estábamos sin una figura paterna y sin una figura de nuestro futuro.

Esa tarde hablamos sobre varias cosas, y por último me regaló una pequeña rosa que traía escondida en su camisa por debajo de su chompa. Charlamos de todo, de lo que queríamos ser de grandes, -Yo seré un pintor. Le dije. – Sí, serás un pintor de los buenos como Picasso, y yo tocaré piano. -Piqueso? Qué dijo, me preguntaba mirando al cielo y buscando a Dios entre las nubes. Él decía y yo respondía. No recuerdo cuándo su tío lo llamó desde la otra acera. Nosotros estábamos sentados en la puerta de la casa. Me tengo que ir -Dijo. Llegó la hora definitiva de su partida, un tiempo que pensaba olvidar como a un mal sueño. Me levanté y me quedé parado, esperando el adiós definitivo o el volveré. Él tomó mi mano, sus ojos estaban muy brillantes, te quiero me dijo, y con un bello y tierno e inocente beso en la boca nos despedimos diciéndonos hasta la vista y para siempre.

Aunque amo a una mujer, el recuerdo de Meilo me conmociona al extremo. Su avión cayó al atlántico días después y su cuerpo nunca lo encontraron. Desde ese momento las rosas huelen a él, y al último beso de nuestro primer adiós.

Quizás si mami existiese me haría jardinero mas no un pintor, porque realmente extraño el idioma de las flores y de su perfume alegre y suave. Ya pasaron doce años desde aquel accidente y hoy llegué a casa muy afligido porque a mi pareja la vi con otra persona. Entré a mi cuarto despacio y vi a un niño de ocho años aproximadamente, de cabello lacio y con una chompa verde y con una rosa en las manos, me di cuenta que era Meilo y que vino a visitarme. Cerré la puerta con mi mano derecha casi por inercia.

Lo miré de frente y él me miraba tierno e inocente, con esa sonrisa de amigos inseparables aun en la muerte. Alguien tocó la puerta y voltee para mirar si quien tocaba iba a entrar y se daría cuenta de Meilo. Volví la mirada a él pero ya no estaba, sólo me dejó sobre mi cama su rosa del color de aquel bello sentimiento que alguna vez existió y ahora es sólo su recuerdo.

Laberintos Temporales

Cruzaba la pista pensando en el sueño que había tenido aquella madrugada y que intentaba recordar como quien recuerda algo importante cuando tropezó y cayó bruscamente, la luz del semáforo había cambiado dando paso al avance irremediable de los autos a una velocidad urgente. El miedo no le permitió mover miembro alguno. La oscuridad por el poco alumbramiento del lugar hacía que no se le distinguiera en la pista. Los autos se acercaban con sus luces prendidas a una velocidad urgente.

Semiparado alzó la mirada hacia los carros. Recordó su vida en cuestión de segundos. Mamá quiero ser chofer. Cuando de niño casi cae al río. Cuando a los 18 tuvo su primera enamorada. Una frase le vino a la memoria y no recordaba. Los autos se le acercaban más y sus luces lo cegaban por completo. Gritó desesperado cerrando los ojos, pensando en todo y a la vez en nada.

Levantó la vista con esfuerzo como si su mente le pesara, observó su habitación y se dio cuenta que era la de un hospital. Sería algo normal su estancia en este lugar después de un accidente que también no recuerda o al menos cree que pasó. Una mujer entró al cuarto, reconocería después de mirarla fijamente que era su madre; pero tenía varios años menos, ¿Cómo está mi angelito? Hace varios años que su madre dejó de decirle ese diminutivo. La extraña nueva apariencia de su madre lo dejó desconcertado, se veía tan joven - Mi angelito ¿está bien mi niño bueno?. Ángel inclinó levemente la cabeza un tanto avergonzado de que lo llamen de esa manera a los veinticuatro años, aunque sea en privado, y un tanto extraño porque se sentía diferente y más liviano, se asustó pensando que había perdido alguna parte de su cuerpo. Pero al verse se dio cuenta que no tenía el cuerpo de un hombre de veinticuatro años como lo era, sino el de uno de 10, no era concebible, él no tenía esa edad, él había dejado de ser niño ya tiempo, -¿Pero su madre? Ya encontró respuesta a la juventud de ella, era eso, -Mamá tengo miedo. Ella lo abrazó con ese calor materno que él no percibía desde los catorce años, quizás por la edad, quizás por la vergüenza. Se sintió bien porque volvía a ser niño.

No preguntó nada, no quería saber que hacía allí, se quedó callado hasta la noche. No podía dormir. Percibió un sonido extraño por un momento; pero se quedó dormido como un niño. Soñando en jugar de nuevo y es que la convicción de ser feliz no se da en cambiar al mundo a nuestra manera sino que nosotros cambiemos para ser felices en el mundo. Durmió pensando que la parte de su vida posterior a la edad que tenía ahora, fue sólo un hermoso y extraño y triste sueño.

Abrió los ojos lentamente para ver con paciencia su nuevo mundo que no entendía, había despertado antes pero no abrió sus ojos hasta después de un momento en que pensó en aquel sueño que intentaba recordar cuando los autos iban a atropellarlo.

Ya no estaba en la habitación del hospital cuando despertó por completo. Se levantó en su cuarto, o al menos lo sería o creyó que lo fuese por un ambiente de familiaridad que sintió en su entorno; aunque todo lo veía extraño. Cuando se levantó, cálculo mal y tropezó. Ya no era un niño, sintió su cuerpo pesado, ahora era un anciano de unos setenta años, miró sus manos arrugaditas y sus lágrimas salieron como orugas transparentes sobre su rostro. El miedo lo hacía llorar. No sabía que pensar, ese maldito sueño, desde entonces todo es tan extraño. Comenzó a orar pidiendo ayuda, una ayuda a su laberinto de tiempos por favor. Ayuda porque el peor sufrimiento es el no saber de qué sufrimos.


No quiso levantarse del suelo y tampoco tenía fuerzas para hacerlo, no quería abrir la puerta de su supuesto cuarto, ya que tal vez no vería a nadie. Y de nuevo percibió ese sonido extraño y tosco, no podía definir que era, además estaba muy confundido por todo lo que le pasaba para ponerse a pensar en un eco insignificante. Volvió a quedarse dormido porque no tenía fuerzas para otra cosa más.


Al levantarse no quiso abrir los ojos ya que no sabía que le esperaba, que temía o si debería temer; pero los abrió lentamente esperando lo más terrible. Estaba en una cama a lado de una mujer. Ella posaba desnuda mientras dormía, con una hermosa sonrisa en su rostro, y apoyada en la almohada. Una sonrisa de mujer. Mejor aun, su mujer. Él nunca la había visto, pero se sentía bien a su lado. Acarició tímidamente la silueta que ella dejaba ver sobre la sabana blanca que la cubría. La tomó en sus brazos, -¿Amor? Preguntó la mujer. Ella lo beso por inercia, él la trajo hacia si he hicieron el amor. Era la primera vez que él hacía el amor. Mientras se abrigaba en su pecho volvió a pensar en el sueño. Pero eso ya no le importaba porque era feliz, no por el orgasmo sino porque sentía que un ser lo amaba y lo necesitaba, y se sintió amado, y se quedó dormido... pero antes de ello levantó un poco los párpados porque de nuevo percibía ese sonido extraño que oscilaba en cada espacio de la habitación.


Se levantó con la convicción de encontrar a aquella mujer a lado suyo y contarle todo lo que le estaba pasando, pero despertó como un anciano, débil y triste, sentado en un jardín inmenso. Después se daría cuenta por las cruces y las muchas flores que era un cementerio.


Al parecer se había quedado dormido recostado en la tumba. Leyó el nombre de quien pertenecía y no le era familiar en su memoria pero si en la forma de pronunciarlo, como si lo hubiese emitido muchas veces antes. Después se daría cuenta por una pequeña foto que la tumba pertenecía a la mujer con quien había hecho el amor. Se sintió abatido. Miró a su alrededor y vio un bastón al costado suyo. Lo cogió. Contempló su terno negro pensando que ya estaba muerto. Ser feliz e infeliz en un cerrar de ojos le era realmente insoportable; sin embargo ello es un pequeño reflejo de la vida. Deseaba morir, tenía pensado aquello y lo iba hacer. Se sacó su abrigo con mucho esfuerzo y un revólver cayó al suelo. La solución a estas pesadillas, al parecer se aproximaban. Miró delicadamente el cargador cilíndrico del arma y las balas que ahí reposaban, mientras intentaba recordar el sueño que lo encerró en todo esto; pero por más que parpadeaban sus débiles y lentos y pequeños ojos no encontró respuesta. Cogió el revólver con las dos manos y sintió su frío y su contextura cruda, y su esperanza para acabar con este sufrimiento. Reflexionó sobre su vida o aquellas vivencias que creía que enmarcaban esa palabra. Subió el revólver a la altura de su sien para terminar con estas historias, era libre de hacerlo porque no tenía motivo alguno de seguir vivo. Comenzó a mover su dedo índice lentamente y con fuerza y con la firmeza de ser feliz. Unas lágrimas le brotaron de pronto. Su mano temblaba por el peso. A lo lejos escuchaba de nuevo ese sonido, pero esta vez se acercaba rápidamente. La parte central de su dedo hacía avanzar ya el gatillo... lo hizo. Un sonido estremeció su memoria.


Asustado abrió lentamente los ojos para saber por qué aún seguía con vida o para ver si ya estaba muerto, y observó que los carros venían tocando sus bocinas en la pista donde había caído.

La ciudad de dios

Un teólogo cansado de no encontrar a Dios, comenzó a forjar en sus sueños una ciudad divina. Comenzó primero por el espacio, la nada, una explosión misteriosa que creó toda materia. Formó ríos dentro de un planeta, y este dentro de una galaxia. Hizo estrellas y nubes cósmicas. Lo más difícil fue hacer el tiempo y las dimensiones.

El anciano había dedicado 70 años de su vida a la teología sin llegar a la meta, el verbo inicial o aquella acción que antecedió a toda. Había pasado ya 10 años desde que comenzó a soñar, a construir el mundo. Vivía en un convento de España, el lugar nadie lo conoce, ni siquiera el mismo Dalton Vest, quien escribió sobre la vida de este hombre, el libro fue publicado en 1920, pero el Vaticano logró parar con su comercialización, unos cuantos se salvaron al ser robados en 1922. El mismo Vest señala que en dicho convento vivió santa maría de Jesús durante su infancia, aquella mujer que se desdoblaba desde Europa hasta América para predicar a los aztecas, conoció en vida a este hombre que los libros teológicos ocultan.


El dormía 12 horas diarias y el resto del día, lo dedicaba a pensar como podía seguir con su creación. Los demás pensaban que por cuestiones de la edad dormía tanto, ya que no encontraban en él enfermedad alguna.


Se demoró 20 años en hacer a los animales, lo iba haciendo desde muy dentro, desde el ADN, dándole la forma que el creía que era del universo. Pensaba en cada órgano, con el mayor cuidado y detalle, como solo podía hacerlo un padre con su hijo. El anciano estaba cansado. Cuando decidió hacer al hombre, para el cual se demoró cinco años largos, en este periodo enflaqueció hasta el extremo, se dice que llegó a la ansiada iluminación que los budistas buscan, pues en los pocos ratos que paseaba por el jardín de este convento predicaba y sanaba personas. Todos creían que era la reencarnación de Jesús; pero él lo negaba .


Una vez ya acabado de hacer al hombre se dio cuenta que le faltaba algo que el no podía hacer, darle vida. Fue cuando en el sueño estaba contemplando el cuerpo recostado en el polvo y un soplo pasó sobre él, dándole vida. El hombre se levanto y miro a todas partes, vio los animales, el agua, el cielo; pero no pudo ver al anciano que hallábace a lado de él ( ahora “ el” con tilde ), dentro de su sueño. El teólogo no sabía que decir, su rostro dejó escapar una mueca de felicidad, y solo atinó a pronunciar lo que Dios le dijo a Adán cuando nació, dándole el trabajo de darle nombre a todos los animales, y despertó lentamente.


Abrió los ojos y se quedó pensando quién pudo dar el soplo de vida ese cuerpo, y pensó que era Dios, que Dios se metió en su sueño y lo ayudo a dar vida a ese hombre, Y crear su propio mundo. Durante cinco años el teólogo lo buscó en el edén que había creado; pero no lo encontró, y decidió hacer a una mujer. La hizo de igual modo que al hombre, comenzó por la costilla ayudándose con la del varón y termino en cinco años. En su sueño el teólogo se dio cuenta que dentro de su edén había un árbol que el no había creado o al menos no lo recordaba, sus frutos eran extraños y les ordeno , con preocupación que no comieran de el.


Despertó preocupado y comenzó a rezar en su cuarto. Ya tenía ciento cinco años cuando terminó su obra. Su cuerpo parecía un espectro, y sus ojos , dos luces que parecían apagarse en cualquier momento. Durante el tiempo que le tomó hacer su obra, desarrollo habilidades que escapan de la razón: entre ellas la telepatía, el bloqueo del dolor y todo lo que puede hacer la mente en sus varios niveles de referencia.


En el convento se hablaba mucho de él, algunos decían que estaba en trance con Dios y por eso se estaba muriendo. Cuando abrió los ojos no podía ver bien, distinguió que su puerta se abría dejando entrar una luz que dificultaba su visión, una visión que le recordaba que este no era su mundo inmortal, su anhelado sueño. Pensó que era alguna monja con su almuerzo, basado en yerbas ya que desde hace mucho comenzó a respetar las demás formas de vida. Esta vez era un niño quien le traía su potaje . –Cómo te llamas. preguntó el anciano. –tengo tres nombres: Jesús, Emmanuel y miguel. El anciano recordó lamentablemente que olvidó su nombre hace varios años.


Comenzaron a hablar de teología, el niño era muy nutrido en la materia, demostró que su sabiduría era casi similar a la del teólogo. El anciano se dio cuenta que era una personita noble, buena y quedó dormido con él en su cama después de hablar largas horas. Al día siguiente ambos físicamente en la tierra habían muerto; pero el anciano esa noche soñó con su mundo y con el niño. Él le enseñaba todo lo que sabía en su edén y él (Jesús, Emmanuel y Miguel ) aprendía con gusto.


El teólogo se dio cuenta que habían muerto cuando no podía volver, y ya transcurridos cientos de años desde que entraron, Jesús lo llamó padre y él se dio cuenta que era Dios de su propio mundo.